«Me gustaría ser un buen líder. ¿Qué debo hacer?»
Esta es la consulta que me hizo hace unos días mi contacto de Linkedin, Jorge Clavería y, con mucho gusto, le ofrezco a él y a todos los que estéis interesados en ello, mi particular visión del asunto.
Lo primero que tengo que decir es que me parece encomiable que el responsable de un equipo tenga dentro de sus principales preocupaciones el querer convertirse en un buen líder y espero que mi respuesta le ayude a conseguirlo.
Señalaré las 8 características necesarias para ser un buen líder que explico en mi libro Así persuaden los líderes. No pretendo, ni señalar que son las únicas características necesarias, ni sentar cátedra con el artículo, pero me baso en mi experiencia de más de 20 años como consultor de empresas públicas y privadas para señalarlas.
Las características que debe tener un buen líder.
1. Al buen líder le gustan las personas.
Bajo mi punto de vista esta es la característica más importante de todas.
La razón de ser de un líder es dirigir a las personas del equipo hacia un fin común. No podemos hablar de liderazgo sin hablar de las personas a las que se lidera, por lo tanto el buen líder tiene una clara orientación a la relación personal.
¿Qué entiendo por tener orientación a la relación personal? Tener orientación a las personas significa disfrutar del contacto con el equipo, procurar su bienestar, su desarrollo, velar por que consigan cubrir sus necesidades particulares, fomentar un buen clima de trabajo, etc.
A lo largo de mi carrera me he encontrado con demasiados directivos para los que las personas de su equipo son más un engorro que un elemento indispensable de su quehacer profesional.
Por lo tanto, Jorge, a un buen líder le gusta el contacto humano.
2. El buen líder tiene una fuerte motivación y enfoque hacia la visión.
Puede parecer obvio pero esta característica implica que los líderes tienen que tener una visión, cosa que no es tan habitual como parece.
No es mi objetivo en este post definir qué es la visión pero, escuetamente diré que la visión es el ideal al que la organización –y los departamentos específicos– debe tender. Esta visión tiene que ser tan atractiva que atraiga a las personas a las que compete.
Un buen líder tiene una fuerte energía interna que proviene de querer aproximarse a ese ideal al que llamamos visión.
Por lo tanto, Jorge, un buen líder tiene –o construye– una visión atrayente; un escenario futuro al que llegar; un estadio cuya consecución le resulte altamente motivador. ¿Cuál es el fin que quieres conseguir?
3. El buen líder tiene una gran capacidad para transmitir la visión al equipo.
Ligado al punto anterior, el buen líder no pierde la ocasión de transmitir la visión a su equipo.
Si la visión es un escenario futuro atrayente, al comunicarla, el buen líder permite que las personas del equipo se vinculen con esa idea. Al conocerla y tenerla presente, las personas del equipo vinculan su trabajo a la finalidad que representa la visión, logrando con ello la sensación de que el trabajo que realizan tiene un sentido.
Por eso, un buen líder explica los porqués de sus peticiones al equipo, ya que ésta es una de las maneras de vincular el día a día del trabajo con algo que lo trascienda.
Por lo tanto, Jorge, el buen líder comunica y comunica mucho. Explica el porqué de sus peticiones al equipo y no pierde ocasión para recordar la finalidad del trabajo que se realiza.
4. El buen líder es altamente eficaz.
Un buen líder consigue resultados, de otro modo su función pierde sentido. El único matiz es que el buen líder consigue resultados a través del equipo. Las personas que lideran tienen una fuerte orientación a la acción y al logro. Tienen un punto de impaciencia por conseguir resultados, lo que les hace ponerse en marcha e ir a por ello.
El buen líder «hace hacer» y es por eso que procura el desarrollo de las capacidades profesionales de las personas del equipo.
El buen líder enfoca al equipo hacia la consecución de resultados, pero entiende que es el equipo quien los consigue. El buen líder es un facilitador, un catalizador y un impulsor.
Por lo tanto, Jorge, el buen líder se enfoca y enfoca a las personas del equipo hacia la consecución de resultados. Sin resultados no hay equipo, pero sin equipo, es dificil que se consigan y se mantengan resultados a medio plazo.
5. El buen líder asume su responsabilidad y su compromiso de líder.
Un buen líder asume su responsabildad de líder. Sabe que es quien representanta al equipo y su motor.
No se escabulle o escurre el bulto cuando hay que tomar decisiones, sobre todo las que son difíciles.
No se escuda en el equipo o le echa la culpa cuando las cosas salen mal. Los defiende de puertas hacia afuera y mantiene el tono exigente de puertas hacia dentro.
Un líder es el garante de que las normas se cumplan y, por tanto, en ocasiones le toca adminsitrar la disciplina necesaria. En ocasiones es duro o desagradable, pero es su deber. Le entra en el sueldo.
De no hacerlo, el equipo le reclamará que actúe, que ejerza su responsabilidad. Y si no lo hace, el propio equipo se encargará de encontrar quien lo haga.
Por lo tanto, Jorge, el buen líder acepta el rol que le toca, en las duras y en las maduras. Para eso le pagan.
6. El buen líder genera confianza en los demás.
Lo primero que hay que decir es que nadie que genere desconfianza será un líder.
La confianza se genera siendo congruente entre lo que le pides al equipo y lo que haces personalmente.
La confianza se genera siendo justo, que no equitativo.
La confianza se genera estableciendo y manteniendo estables los criterios y explicando el porqué se cambian cuando es necesario cambiarlos.
La confianza se genera siendo buena persona, siendo empático, teniendo momentos para ocuparse de las necesidades personales de los miembros del equipo.
La confianza se genera no hablando mal de la gente, en especial, de las personas del propio equipo.
La confianza se genera explicando, sobre todo, cuando las cosas van mal. Ante la duda de explicar o no, explica, informa.
La confianza, en realidad, te la tienes que ganar, no es gratis. No le pidas a tu equipo que confie en ti. Gánate su confianza con tu comportamiento.
La confianza se logra siendo una persona resolutiva y competente técnicamente.
Por lo tanto, Jorge, el buen líder trabaja cada día construyendo su confiabilidad porque sabe que la confianza es un edificio inestable, que cuesta mucho construir y muy poco derrumbar.
7. El buen líder tiene gran confianza en sí mismo.
El buen líder se conoce a sí mismo. Conoce sus puntos fuertes y sus puntos débiles y tienen una autopercepción positiva. Ello les lleva a confiar en sus fuerzas, con lo cual son capaces de afrontar los retos y los problemas sin demasiadas distracciones mentales.
No pierden mucho tiempo pensando si pueden o no pueden lograrlo; se enfocan en la tarea y en la manera de sortear las dificultades.
Esto no quiere decir que los líderes sean súper-héroes o que nunca duden de sí mismos. Simplemente, han ido construyendo una fuerte seguridad en ellos que les ayuda a afrontar las dificultades con una disposición que les impulsa a pasar a la acción, en vez de quedarse viviendo en la duda.
La seguridad en uno mismo se transmite, es percibida por los demás y, en el caso de los líderes, contribuye a que el equipo se sienta más seguro también.
Por lo tanto, Jorge, el buen líder cree en sí mismo y, ante las dudas, se enfoca en la tarea y actúa. Gran parte de las dudas que tenemos las personas se produce por pensar más de la cuenta. Actúa.
8. El buen líder es optimista y resiliente.
No conozco a ningún líder que sea pesimista. El pesimismo resta energía y los líderes se caracterizan por tener una alta energía de trabajo.
En el punto número 2 he señalados que el buen líder tiene una potente y atractiva visión. El generarla les ayuda a motivarse internamente y una persona que quiere algo intensamente, hace lo tiene que hacer para conseguirlo.
Por otro lado, el buen líder tiene mucha tolerancia a la frustración y una buena capacidad de resiliencia. El optimismo le lleva a afrontar los reveses y los obstáculos de forma decidida y, cuando las cosas salen mal, es constante para volver a intentarlo.
Decálogo desordenado. Consideraciones finales.
Hasta aquí he señalado las características con las que considero que un buen líder marca las diferencias. Son puntos para reflexionar y para analizar la propia actuación.
Ahora quisiera poder resumirlas para Jorge –y para quien las encuentre útil– en unas cuantas frases que le puedan servir de ayuda rápida.
Jorge –y quien guste–, estas son mis consideraciones finales a tu pregunta:
1. Sé una buena persona. Es cierto que han habido grandes líderes que dejaban mucho que desear como personas, pero todo es mucho más fácil si eres una buena persona.
2. Sé firme. No es contrdictorio con lo anterior. Ser buena persona no significa no ejercer tu función de dirección. Los equipos humanos necesitan una guía. Si no la aportas tú, alguien lo hará por ti.
3. Toma decisiones, te pagan para eso. No te piden ser infalible; nadie lo es. Te piden que tomes decisiones, que actúes.
4. Sé accesible, pero enseña a las personas a responsabilizarse de su trabajo. Muchas veces se confunde el ser accesible con el solucionar los problemas de las personas del equipo. NO ESTÁS PARA ESO. Ayuda a tu equipo a que solucionen sus propios problemas. Orienta, pero no les hagas su trabajo. Así no podrán crecer.
5. Asume que serás líder sólo si tu equipo quiere que lo seas. Nadie se puede otorgar a sí mismo el papel de líder. Es el equipo quien consiente que los lideres.
En España, un porcentaje obscenamente alto de personas cambian de trabajo por causa de sus jefes. Este hecho es indigno en los tiempos que corren. Intenta conseguir no ser uno de esos jefes.
6. No pretendas ser el mejor de tu equipo. Enfócate en que tu equipo sea cada año mejor. Que tú seas el mejor técnicamente es una mala señal. Serás el techo de cristal y eso no te conviene. Tú misión es que tu equipo haga, no tanto hacer tú. Siéntete orgulloso de tener un equipo cada vez más bueno. Esa será una de tus medidas de buen liderazgo.
7. Felicita, reconoce, reparte méritos. Exige, reta, desafía.
8. No temas comunicar ni en los momentos más complejos. La información es como el agua, siempre encuentra un resquicio por el cual salir. Si la canalizas por los cauces que tu propones, saldrá limpia. Si la intentas taponar saldrá sucia por cualquier grieta.
9. Sé un servidor para tu equipo. El liderazgo es un trabajo de servicio. Eres tú quién está al servicio de tu equipo, no el revés.
Y por último:
10. Fórmate, aprende, mejora, no sólo técnicamente, sino humanamente. Mi experiencia es que aquellos líderes con una buena formación humanística entienden mejor a las personas y sus necesidades, lo que les convierte en mejores líderes. Aunque pueda parecer lo contrario, el arte de gobernar personas no ha cambiado prácticamente nada desde hace 25 o 30 siglos. Está todo inventado, es decir, que toda la información está disponible y a nuestra disposición para aprender de ella. Te recomiendo los libros del profesor y consultor, Javier Fernández Aguado.
Jorge, espero que este artículo responda eficazmente a la pregunta que me hiciste acerca de qué hacer para ser un buen líder. En cualquier caso, que tengas el interés por serlo ya dice mucho de ti.
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Óscar Fernández Orellana
Director de Interacción Humana
Psicólogo – Coach, formador,
Consultor de comunicación.
Autor de Así persuaden los líderes.
Profesor del postgrado de Comunicación Persuasiva. Universidad de Barcelona.