¿Cómo demostrar que la administración de justicia de un país es lenta?
¿Cómo concluir que tal persona no es de fiar?
En este artículo quiero mostrarte una estructura muy efectiva para argumentar que X no cumple con las cualidades que serían deseables.
En muchas ocasiones queremos demostrar que un hecho o una persona cumple o no cumple con una cualidad y resulta que esta cualidad es ambígua o amplia en su definición, lo cual dificulta el que podamos llegar a conclusiones.
Para justificar nuestra postura en estos casos tenemos varias opciones pero en este artículo, quiero presentarte una de las que considero más efectivas. La disposión por comparación.
Cicerón y, en general, la tradición latina de la retórica, dividían en 5 las fases por las que debía pasar el diseño y la puesta en escena de una alocución pública. Una de ellas, la disposición, consiste en organizar la información y los argumentos de la manera más adecuada para persuadir.
Piensa en la disposición –simplificando bastante la idea– como en un molde que da forma o estructura al discurso. Así, de la misma manera que un cocinero emplata su elaboración de una determinada manera para que resulte más apetecible, los diferentes moldes que utilices para presentar tus discursos, los harán más o menos apetecibles –persuasivos–.
A decir verdad, no existe un conjunto limitado de disposiciones sino que la manera adecuada de organizar la información quedará bajo el criterio del orador. Sin embargo, sí podemos tener en cuenta que una disposición adecuada tiene que cumplir con dos aspectos muy significativos:
1. Permitir al oyente seguir sin dificultad el hilo conductor del discurso.
2. Decantar de la manera más eficiente posible la opinión de la audiencia hacia nuestras posiciones.
Para entender cómo funciona la disposición por comparación, déjame que antes exponga un aspecto importante como es la manera cómo tomamos decisiones.
¿Cómo tomamos decisiones?
Si te pregunto que cuánto vale tu televisor me responderás con el precio que pagaste por él. Pero si la pregunta es si la calidad de la imagen es buena, podrías responderme que, «en comparación con qué». Y es que, en realidad, no conocemos el valor de las cosas si no es en comparación con otras cosas similares.
Necesitamos elementos que nos permitan la comparación para poder llegar a conclusiones y es esto precisamente lo que se consigue con las definiciones basadas en listas de características.
Si digo que «X es bueno», lo hago porque dispongo de una lista de criterios que deben cumplir los «X» para llegar a la conclusión de que son «buenos».
Por ejemplo, si digo que «hacer deporte es conveniente para la salud» es porque –se supone– dispongo de elementos que definen lo que es «conveniente para la salud» y puedo contrastar que el deporte contribuye o cumple con estos elementos.
No nos damos cuenta de ello pero es como si tuviésemos una especie de lista de criterios interna que nos sirve de elemento de comparación.
De hecho, si pudiésemos disponer de listas de criterios explícitas, nuestras decisiones serían más fáciles de tomar. Podriamos ir criterio por criterio comprobando si se cumple en nuestro caso particular.
La disposición por comparación se basa en esta idea. Te presento los criterios que debe cumplir un aspecto determinado para demostrarte que mi postura es la correcta.
La disposición por comparación funciona muy bien cuando lo que intentas demostrar es que la postura que defiendo no cumple con lo que se supone que debería cumplir.
Cómo funciona la disposición por comparación.
Voy a presentarte cómo se estructura una disposición por comparación, pero antes déjame decirte cuáles son los elementos mínimos imprescindibles que debe contener un argumento.
Por un lado tenemos la tesis, es decir, la idea que quieres demostrar; en segundo término, las razones que apoyan o demuestran la tesis; y, en tercer término necesitas presentar las evidencias, es decir, las pruebas que demuestran las razones, las cuáles incluyen también las fuentes de las que extraemos la información.
Es importante que sepas cómo se organizan estos elementos para que tus argumentos sean realmente sólidos.
Estos son los elementos mínimos con los que debe contar un buen argumento. Veamos ahora cómo disponerlos para demostrar mi postura.
El esquema general de una disposición por comparación es el siguiente:
- Si A fuese X cumpliría con los criterios x, y, z tal y como lo hace B,
- pero A no los cumple,
- por lo tanto, A no es X.
Vamos a ver esta disposición con un ejemplo. Imagina que quiero demostrar lo siguiente:
- La calidad de los medios de comunicación en España es baja.
Para aplicar el esquema de la disposición por comparación primero establecería los criterios que definen lo que considero «calidad» en los medios de comunicación –me valgo para este ejemplo de la información recogida en el estudio «Credibilidad de los medios de comunicación: análisis de la prensa diaria desde el comportamiento del consumidor» publicado por Cristina Calvo-Porral, Valentín-Alejandro Martínez-Fernández y Óscar Juanatey-Boga–.
Criterios de calidad den los medios de comunicación:
- la capacidad del medio para atender a una audiencia diversa,
- el ofrecer contenidos relevantes y de actualidad,
- el promover valores,
- el generar conciencia y espíritu crítico y
- respetar las leyes.
Y a continuación contrastaría estos buenos criterios con lo que entiendo que ocurre en la prensa española actualmente.
Así, la estructura de mi argumentación podría quedar, por ejemplo, de la siguiente manera:
«En los últimos años asistimos en España a un hecho realmente preocupante como es la baja calidad de los medios de comunicación.
Déjenme apoyar esta idea en lo siguiente; según expone el profesor de estudios de comunicación de la Northwestern University, James G. Webster, en su artículo “Audience behavior in the new media environment” publicado en el Journal of communication, entendemos como calidad percibida de un medio de comunicación la capacidad del medio para atender a una audiencia diversa, ofrecer contenidos relevantes y de actualidad, promover valores, generar conciencia y espíritu crítico, respetar las leyes y la cultura, o estimular la creatividad.
Pues bien, creo que no hacen falta muchos ejemplos para cerciorarse de que los medios de comunicación en España cada vez tienen posturas ideológicas más decantadas, por lo que es evidente que se dirigen a los lectores afines a su línea editorial.
Baste como ejemplo de esto lo que conocemos acerca de cómo ha funcionado Canal 9 en la Comunitat Valenciana, Telemadrid en la Comunidad de Madrid, Televisión Española, donde incluso sus trabajadores se han manifestado públicamente en contra del tratamiento informativo que se realiza o, últimamente, con las denuncias a TV3 sobre su parcialidad en el tratamiento de la cuestión independentista.
Por otro lado, dejan de lado los acontecimientos relevantes para centrarse en aquellos que llaman más la atención o aquellos que están más de actualidad y todos sabemos que lo actual no es siempre lo más relavante. Por ejemplo, ¿cuántas páginas se han dedicado a lo largo del último mes a un tema tan importante para nuestro futuro como el cambio climático en comparación con otros menos relevantes?
¿Realmente pensamos que los medios de comunicación promueven el pensamiento crítico? ¿Es posible esto cuando los medios tienen entre sus accionistas o acreedores a bancos? ¿Cómo va un medio a mantener una postura crítica ante quien es su acreedor, por tanto, ante quien tiene la llave de su viabilidad? …
Por todo ello, parece evidente que mucho tienen que cambiar los medios de comunicación en España para que podamos decir que son medios de calidad».
Esto sólo es un ejemplo de cómo utilizar esta estructura en un ejemplo concreto. Como veis, los pasos han sido los siguientes:
- Expongo mi tesis de que A no es X.
- Manifiesto los criterios que se deberían cumplirse para decir que A es X.
- Argumento por que A no cumple con los criterios de X.
- Concluyo que, por lo expuesto, A no es X.
Recuerda que cualquier estructura en sí misma no es definitiva para conseguir persuadir a tu audiencia por lo que será necesario que, independientemente de la disposición que presentes, tus argumentos estén sólidamente fundamentados.
Pero, como ves, utilizando esta estructura de disposición por comparación, se hace muy explícita la diferencia entre nuestro caso y el criterio que sirve de contraste, con lo que se facilita al oyente el que pueda seguir tu hilo discursivo de forma sencilla.
Espero que lo recogido en estas líneas te resulte interesante y útil. Si es así, te agradezco enormemente que puedas recomendar y compartir el artículo porque me ayudarás a difundir el blog a otras personas.
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Óscar Fernández Orellana
Director de Interacción Humana
Psicólogo – Coach, formador,
Consultor de comunicación.
Autor de Así persuaden los líderes.
Profesor del postgrado de Comunicación Persuasiva. Universidad de Barcelona.