Cuarto artículo de nuestro ciclo de falacias. Hoy os presento dos nuevos errores argumentativos: la falacia del antecedente y la falacia de la falsa autoridad.
Quiero dedicar este artículo al jugador del F.C. Barcelona, Gerard Piqué por ser una fuente inagotable de inspiración para este escribiente. Sin duda, sin su locuacidad, encontrar ejemplos me resultaría un poco más costoso. Gràcies, Gerard.
Vamos allá con las falacias.
La falacia del antecedente.
Al finalizar el partido de Liga entre el F.C. Barcelona y el R.C.D. Espanyol, Gerard Piqué, refiriéndose al club perico dijo lo siguiente:
«Decir que son de Cornellá –y no de Barcelona– no es una falta de respeto. Es una obviedad, y con eso me refería a que cada vez están más desarraigados de Barcelona. Tienen un propietario chino también y todos sus consejeros son chinos».
No es objeto de este artículo entrar a discutir el fondo de las intenciones de Piqué al realizar estos comentarios, pero sí el comentar la falacia en la que incurre.
Hablamos de falacia del antecedente cuando en un argumento condicional se niega el antecedente. ¿Y esto qué quiere decir? Veamos.
Implícitamente, Piqué está diciendo que para que un club sea de Barcelona debe tener el estadio en la cuidad de Barcelona, debe tener propietarios barceloneses, catalanes o españoles – bueno, a decir verdad, creo que esta última condición no pasa por su cabeza– porque, parece ser, que tener el estadio en la ciudad de Cornellá y que el propietario sea de China imposibilita que el club sea de Barcelona.
Puesto en esquema, la cosa quedaría más o menos así:
«Si tiene el estadio en Barcelona, es un club de Barcelona.
El Espanyol no tiene su estadio en Barcelona, por lo tanto,
El Espanyol no es un club de Barcelona»
Como puedes ver, la primera premisa del argumento establece una condición para que un club sea considerado de Barcelona, el tener el estadio en la propia ciudad. El problema es que el argumento esgrimido por Piqué considera esta condición, no como condición suficiente –una condición entre otras más– sino como condición necesaria.
Para se considerado un club de Barcelona, ¿es condición sine qua non tener el estadio en Barcelona o existen otros criterios a tener en cuenta?
Al fin y al cabo, ¿por qué el campo es un criterio necesario y las intalaciones de entrenamiento, por ejemplo, no? –el F.C. Barcelona tiene las intalaciones de entrenamiento en la ciudad de Sant Joan Despí, a escasos kilómetros de Barcelona.
Negar una condición suficiente no permite concluir nada del antecedente. Por ejemplo, imagina la siguiente frase:
«Si nieva habrá colapso de tráfico.
No nieva, por lo tanto,
no habrá colapso de tráfico».
Date cuenta de que pueden haber otros muchos motivos por los cuales se produzca un colapso de tráfico, así que nevar es una condición para que se produzca el colapso, pero entre otras muchas razones que pueden producirlo.
En conclusión, la falacia del antecedente se produce cuando, en un argumento condicional, alguien afirma que se producirá un efecto determinado como consecuencia de la no presencia de un antecedente.
Otros ejemplo de falacia del antecedente pueden ser:
«Después de la tormenta siempre llega la calma.
No ha habido tormenta, por lo tanto, no hay calma».
«Los ricos saben cómo manejar el dinero.
Julián no es rico, por lo tanto, no sabe manejar el dinero».
«Un club de Barcelona es aquel que tiene un presidente de Barcelona.
El Espanyol no tiene un presidente de Barcelona, por lo tanto,
el espanyol no es un club de Barcelona».
«Los enamorados se regalan flores.
Marta no regala flores a su pareja, por lo tanto, Marta no está enamorada»
Pon aquí tu ejemplo de falacia del antecedente….
Por cierto, ¿considerará Piqué que el París Saint Germain es un club de París? Recordemos que su propietario es Nasser Al-Khelaïfi, nacido en Catar.
Y, para finalizar con el tema Piqué y Espanyol; ¿por qué tener un presidente chino imposibilita que un club sea de Barcelona mientras que ser un club fundado por un holandés no?
La falacia de la falsa autoridad.
La falacia de la falsa autoridad consiste en basar la certeza de un argumento en una autoridad que se revela falsa por carecer de concreción, por no ser pertinente al caso, por ser poco relevante o por ser incierta o tergiversada.
En los últimos tiempos la actriz Gwyneth Paltrow ha adquirido más revelancia por ser una de las gurús del american lifestyle, que por sus papeles como actriz.
El problema es que los consejos sobre nutrición, belleza, salud o sexualidad que ofrece a través de su página web «Goop» pueden generar serios problemas.
Sus particulares consejos van desde dejarse picar en la cara por abejas como tratamiento de belleza, a realizarse enemas de café para limpiarse el colon, procedimiento absolutamente contraindicado por los médicos.
El problema es que muchas personas siguen los consejos de la Paltrow por ser famosa, aunque sea en un campo que nada tiene que ver con la salud, la medicina, la cosmética o la sexualidad.
La falacia de la falsa autoridad consiste en sustentar la veracidad de un argumento a partir de la opinión de una autoridad que no es tal, a sabiendas de ello.
Qué decir, por ejemplo, de Eduard Punset y sus recomendaciones sobre el pan de molde Bimbo o tantos otros personajes famosos que recomiendan productos.
El fenómeno influencer es un terreno abonado para la falacia de la falsa autoridad. Hay estudios que indican que la opinión de los influencers tiene ya más peso en los consumidores que la opinión de personas cualificadas en la materia.
Otro ejemplo meridiano de esta falacia son los anuncios en los que personas con bata blanca que simulan ser médicos, dentistas o demás profesionales sanitarios ofrecen consejos como si realmente fuesen profesionales en la materia.
La forma más evidente de salvar esta falacia es la de preguntarte qué criterio, qué experiencia o qué saber tiene tal persona para seguir su opinión o su consejo.
Como puedes ver, para esta segunda falacia he prescindido de Gerard Piqué y no porque no pueda ser protagonista de ella también –por ejemplo, por muy famoso y buen jugador de fútbol que sea, su opinión política no es más relevante que la que pueda expresar cualquier parroquiano o parroquiana– sino para evitar que lo veáis como un acaparador.
Hasta aquí llegó el cuarto artículo del ciclo de falacias. Como siempre indico, si te ha gustado el artículo me harás muy feliz si lo compartes y lo recomiendas; de esta forma me ayudarás a difundir el blog a otras personas.
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Óscar Fernández Orellana
Director de Interacción Humana
Psicólogo – Coach, formador,
Consultor de comunicación.
Autor de Así persuaden los líderes.
Profesor del postgrado de Comunicación Persuasiva. Universidad de Barcelona